miércoles, 24 de junio de 2009

Siguen

Entonces en el estado salvaje de la palabra los poetas y los niños hacen caravanas. Gritan y corren entre conceptos abstractos, sobre cubos cuánticos, sobre una selva selecta y se intrigan pero siempre continuan jugando a lo suyo.

8 comentarios:

choco Nocturno dijo...

Cuando se puede expresar el estado salvaje de la palabra utilizando poesía, uno se ha enamorado. Es, invariablemente, el resultado de un complicado cálculo estético que se le hace a la poesía y a su ontología feral.

Ulises Valderrama dijo...

Navegando por el mar de letras.

el de la hermandad dijo...

Para alguien que se pasa meses mascullando cómo va a escribir una idea, la escritura automática no es una opción (je) pero de ningún modo la desprecio(ahi está octavio paz) ahora bien.... en la hermandad a cada ratto hay escritura automática solo que no la hago con fines literarios sino catárticos.

Buen día y por cierto qué buena idea esa del poema en una encuesta...

Cy dijo...

Saludos a Choco Nocturno, a Ulises y a el de la hermandad. Gracias por pasarle a lo no barrido.

Y a el de la hermandad:

¿Quién coño pasa mascullando cómo escribir una idea o dos si la escritura automática es lo dioy y quién piensa en Octavio Paz?

Bueno, a lo segundo, la neta yo hasta le armé una onda palindromosa y re cursi pero creo que sólo fui presa de un saturday night fever.

Y gracias por notar mi encuesta, ojalá hayas votado, si no, aún queda un año o más, tienes tiempo.

Ibán de León dijo...

Hola. Acabo de ver tus comentarios en mi blog. Te agradezco mucho, ya lo subí. Mil disculpas. Nos seguimos viendo por estos rumbos. Saludos cordiales.

Álvaro dijo...

SEguir el camino de los tristes, seguir el camino de los tristes seguir el camino...

Cy dijo...

Con suerte y vuelva Álvaro. Acá leería el gracias por pasar a la escritura automática y notaría que yendo a su blog no encontré manera de comentar. Con suerte y vuelva y pueda enviarle un hola.

Cy dijo...

Seguir el camino de los tristes me recuerda a la onda esa de los amorosos de Sabines. Cosas de horror puro, la verdad.