Reusarse al cambio es la más intrascendente de las curiosidades. Habrá colores vivos por siempre y los campos de fresas y esas virtudes del alma que nunca están de más como las sobras en la mesa de un humilde millonario enriquecido con vitaminas.
Mineralia es la ciudad. Tú y yo somos el huésped incorrecto, inconcluso, indeterminado. Aparentamos la duplicidad cuando la verdad de las cosas es que siempre hemos sido, como ya dije antes, una sola llama.